domingo, 7 de octubre de 2007


APRENDE A MORIR Y APRENDERÁS A VIVIR.

Nadie aprenderá a vivir sino ha aprendido a morir.
Como dice el sabio maestro budista padmasambhava:
Quienes creen que disponen de mucho tiempo, sólo se preparan en el momento de la muerte. Entonces los desgarra el arrepentimiento, pero
¿No es ya demasiado tarde?
En este sentido creo que la pregunta que todos y cada uno de nosotros nos debemos hacer aquí y ahora y con tal sinceridad es: qué sé sobre la muerte:
En primer lugar debemos ser conscientes de que la muerte es un absoluto misterio, pues nadie a regresado del “más allá” para referírnoslo, todo con lo que contamos es con lo que se denomina “experiencias cercanas a la muerte”.
Pero debemos ser con nosotros mismos tan íntegros como lo fue el célebre filosofo griego Sócrates, cuando afirma “el temor a la muerte, no es otra cosa que considerarse sabio si serlo. Ya que es creer saber sobre aquello que no se sabe, quizá la muerte sea la mayor bendición del ser humano, nadie lo sabe, y sin embargo todo el mundo le teme como si supiera con absoluta certeza que es el peor de los males”.
Aunque si contamos con dos certezas irrefutables. Sabemos que es absolutamente cierto
Que habremos de morir y también que es absolutamente incierto cuándo y cómo.
En “el conocimiento silencioso” de Carlos castañeda, don Juan, el gran brujo yaqui dice: “sin una visión clara de la muerte, no hay orden, no hay sobriedad, no hay belleza. Los brujos se esfuerzan sin medida por tener su muerte en cuenta, con el fin de saber, al nivel más profundo, que no tienen ninguna otra certeza sino la de morir. Ese conocimiento de a los brujos el valor de tener paciencia sin dejar de actuar; les de, asimismo, el valor de acceder, el valor de aceptar todo sin caer en la estupidez y, sobre todo, les otorga el valor para no tener compasión ni entregarse a la importancia personal” en otro momento expresa: “los brujos dicen que la muerte es nuestro único adversario que vale la pena. La muerte es quien nos reta y nosotros nacemos para aceptar ese reto.
C. ¿Se puede prevenir la muerte?


A. ¿QUÉ SUCEDE EN LA MUERTE Y DESPUÉS DE LA MUERTE?
1. ¿Por qué nos morimos? El alma es espiritual y no puede morir; pero nos morimos porque además de espirituales somos materiales; y lo material se divide o corrompe. Al principio Dios otorgó a Adán y Eva el don de la inmortalidad corporal, pero lo perdieron por el
pecado original. Desde entonces todos los hombres mueren.
2. ¿Qué sucede en la muerte? La muerte consiste en la separación del alma y el cuerpo. Tiene lugar cuando el cuerpo se deteriora tanto que el alma es incapaz de mantenerlo en vida. Entonces se produce la ruptura. El cuerpo sin alma pasa a ser un cadáver. En cambio, el alma se dirige a su destino.
3. ¿Qué sucede al alma después de la muerte? Esta pregunta puede responderse mejor con ayuda de la fe, aceptando lo que Jesucristo nos enseñó. Según esto, inmediatamente después de la muerte tiene lugar el llamado juicio particular donde Dios nuestro Señor juzga a cada persona. La sentencia de este juicio puede ser triple:
Al
cielo van los que mueren en gracia de Dios. Allí gozan de la máxima felicidad sin mezcla de mal alguno, y para siempre.
Al
infierno van quienes mueren en pecado mortal. Allí se sufren penas eternas.
Al
purgatorio van quienes mueren en gracia de Dios pero con el alma menos brillante de lo necesario para ir al cielo. En el purgatorio hay grandes sufrimientos pero también esperanza, pues saben que después de purificarse verán a Dios.


B. TRISTEZA Y REALISMO ANTE LA MUERTE.
1. ¿Por qué nos preocupa la muerte? Es normal que la muerte nos entristezca pues deseamos conservar la vida. Sin embargo, la muerte preocupa menos a quienes saben que después hay otra vida. Si se piensa en lo que se deja, surge la tristeza; si se piensa en la vida que nos espera, el agobio disminuye.
2. ¿Qué hacer para que la muerte nos preocupe menos? Para disminuir la tristeza ante la muerte se recomienda llevar bien la vida cristiana: confesarse a menudo, rezar... Si crece la cercanía y confianza en Dios, disminuyen los temores. Otro consejo es recordar la filiación divina pues, ¿a qué temerá un hijo de Dios, un hijo de María?
3. ¿Es malo pensar en la muerte? No es malo ni pesimista. Es sano realismo. A veces pensar en la muerte da paz pues las dificultades de la vida no duran siempre. Al final de la batalla nos espera la felicidad de la vida eterna junto a Dios.
4. ¿Sano realismo?. Vamos a morir. Con toda certeza. Es una realidad que nadie pone en duda. Nadie discute. Es totalmente segura. Y afecta mucho a la vida humana, de modo que la sensatez invita a plantearse la vida teniendo en cuenta la realidad indudable de la muerte.
5. ¿Cómo plantearse así la vida? La certeza de la muerte aporta realismo a la vida en varios temas:
Aprovechamiento del tiempo: el tiempo que disponemos para hacer el bien es limitado.
Valor relativo de los bienes materiales: son útiles si permiten realizar las buenas obras que conducen a la felicidad eterna.
El
cuerpo posee gran dignidad y se debe proteger pero al final muere y se pudre, mientras el alma permanece. Por tanto, conviene dar mayor importancia al cuidado del alma. Propia y ajena.

. ¿SE PUEDE PREVENIR LA MUERTE?
1. ¿Se puede prevenir la muerte? Aunque la muerte surja de improviso, es posible estar preparados de modo que venga la muerte cuando viniere el resultado sea irse al cielo. Y así es importante vivir en gracia de Dios, con el alma limpia de pecados mortales, confesándose cuando sea necesario. Si uno desea evitar también el purgatorio, será útil que repare sus pecados con sacrificios y buenas obras. En resumen, la mejor preparación para la muerte es llevar una vida santa. Otro buen recurso es el escapulario.
2. ¿Y si la muerte se ve ya próxima? Cuando la muerte se ve cercana, conviene disponerse para el encuentro con Dios. Se recomiendan varias cosas:
Recibir varios
sacramentos; en este orden: Confesión (sobre todo si hay pecados mortales), unción de enfermos (que precisamente ayuda en esos momentos), y Comunión.
Aumentar la oración y el deseo del cielo; fomentar la piedad, por ejemplo, besando un crucifijo.
Renovar la intención de ganar las
indulgencias. En especial interesa ganar la indulgencia plenaria que la Iglesia concede en el momento de la muerte dirigiendo al cielo sin pasar por el purgatorio.
3. ¿Cómo se consigue esa indulgencia? Para ganar una indulgencia plenaria en el momento de la muerte, basta con estar en
gracia de Dios, rechazar cualquier pecado y desear obtener esa indulgencia. También se precisa haber rezado alguna vez, pero esto suena tan fácil que cuesta llamarlo requisito.

No hay comentarios: